La sabiduría en los cuentos Zen
Los cuentos zen nunca nos dejan indiferentes. Son un golpe seco a nuestra pequeña visión, una puerta hacia una comprensión del mundo más amplia y abierta.
Son también una manera directa de transmitir las enseñanzas, a la vez de situarnos con facilidad en otro nivel de conciencia. Se utilizan desde hace más de mil años y siguen teniendo validez en los momentos presentes.
Y al final se pueden apostillar con una simple nota aclaratoria. O servir para anunciar un discurso en torno al desarrollo espiritual. O bien simplemente guardar un respetuoso silencio.
Paso a compartirte el que tiene por título:
El emperador y su primer ministro
Un emperador quería tener de primer ministro al más sabio de sus súbditos. Para ello creó una competición con pruebas muy difíciles para determinar en qué persona recaía el cargo. Al final del proceso, a la última prueba accedieron tres personas solamente. Los convocó y les dijo:
“A partir de este momento quedaréis encerrados en esta habitación. La puerta está provista de una cerradura muy sólida y complicada. El primero en salir, será el próximo primer ministro”
Dos de los participantes, que eran muy sabios, se sumergieron inmediatamente en arduos cálculos. Alineaban columnas de cifras, trazaban esquemas embrollados y diagramas herméticos. De vez en cuando se levantaban, examinaban la cerradura con aire pensativo y volvían a sus trabajos con un suspiro.
El tercero, sin embargo, sentado en una silla, no hacía nada. Simplemente meditaba. Finalmente se levantó, fue hacia la puerta y giró la manilla: la puerta se abrió y tranquilamente salió de la sala.
¿Cuántas veces nos hemos visto sobrepasados en nuestros conflictos cuando la salida era fácil y directa? ¿Por qué nos gusta tanto complicarnos la vida? ¿Estamos definitivamente abocados a permanecer en un estado permanente de sufrimiento? ¿No es más sencillo simplificarnos la vida? Ahí lo dejo….
Feliz día.
Gendo