Feliz cambio de ciclo

¿Cuál está siendo tu transición entre el viejo tiempo que acaba y el nuevo futuro que emerge?

En mi imaginario la Navidad (Natale, el nacimiento) representa el re-nacimiento de un ciclo, una nueva espiral en el curso de la vida reconectando con el punto de inicio, la inocencia, la unidad, la conexión esencial…para desde ahí enlazar un nuevo impulso de crecimiento y evolución en el curso de la existencia.

Cuando miro atrás, hacia lo vivido, me siento llena de agradecimiento, por el dolor y la alegría experimentados. Por el pulso de la propia vida brotando a cada latido, expansión, contracción, energía, conciencia, un momento más de vida y presencia.

No está siendo fácil digerir este tiempo tan intenso, dónde el dolor más antiguo aflora haciéndose presente. Me reencuentro con mi herida más honda y mi reacción más conocida, el aislamiento, la separación, la herida primordial de la vida humana. Observo alrededor y miro este mundo en transformación, con una enfermedad que a tod@s asola, haciendo visible la incertidumbre natural de la existencia, empujando hacia nuevos paradigmas sustentados por una mayor consciencia y amorosidad.

Reconozco y agradezco profundamente sentirme a salvo, no haber vivido pérdidas cercanas, sentirme testigo de este tiempo, conectada aún así con el dolor que siento a mi alrededor. Y en especial con el sufrimiento de nuestras pequeñas mentes, en su territorio limitado, perenne y separado, que cierra el corazón a la vida.

Doy gracias por haber podido caminar en grupo, en muy diferentes grupos humanos en pos de un nuevo paradigma, cargado de acción y poder de transformación. Consolidar una comunidad de trabajo, cuidar la semilla de una comunidad de vida y abrir espacios de comunidades de almas cultivando un espacio de sanación colectivo y compartido son los territorios recorridos en este año. Me he acercado más al miedo, al dolor, a la rabia, dejando que mi cuerpo, mi corazón y mi mente recorran juntos esos territorios escondidos que forman parte de mi paisaje.

Y en especial doy gracias por el regalo de la conexión con la esencia, por esa puerta abierta hacia la Conciencia, un “lugar”, un “espacio”, un “estado” o un “nivel” de la existencia en el que todos estamos a salvo, seguros, en Amor, en Unidad, en lo Real, en lo inmutable.

Y desde esa Fuente inagotable vuelvo a la coherencia interior en la que la mente visiona los nuevos futuros, el corazón vulnerable se abre para contener lo que aparece y el cuerpo lleno de gozo pulsa el latido de la Vida.

Elena Villalba