El silencio y la alegría.

Meditacion puerta del extasis

Al preparar una nueva charla on line sobre meditación, en el formulario se ha “colado” un epígrafe con la denominación: ¿Tienes alguna duda antes de inscribirte?

La inmensa mayoría lo obvia o contesta un escueto no. Pero algunas personas escriben algo: como superar el estrés, y la ansiedad, por ejemplo. Pero una pregunta me ha tocado particularmente. ¿Con la meditación se podía recuperar la alegría? La respuesta que me vino de inmediato es un sí rotundo, pero me frené y respiré profundamente tres veces; es difícil transmitir la alegría que surge del silencio y la capacidad creativa que entonces acontece.

Más allá del discurso racional, he logrado experimentar que con el silencio atravesamos zonas de nuestra mente donde solo se baraja con lo conocido y nos aventuramos a penetrar en una zonas recóndita y silenciosa que generalmente permanece oculta. Son unas zonas que no resulta fácil acceder, dado que nuestro ruido y hábitos condicionados no nos imposibilitan entrar en ese universo. Por eso, si quiero recuperar mi alegría, esa que no proviene de una meta externa (sabemos todos que esa es efímera), tengo que conectar antes con el silencio.

No recuerdo donde leí que el silencio es, sobre todo, silencio de pensamiento. Queda claro que cuando el pensamiento se ha silenciado, ya no se opone, no juzga, no calcula con astucia la acción, no es protagonista. Se convierte en callado y sereno transmisor de lo que la Inteligencia (con mayúscula) dicta. El silencio nos traslada a un estado que no niega nada de lo real. Por el contrario, nos conecta directamente con la realidad.

No significa que la realidad sea inmóvil y callada. Ni tampoco que para vivenciar un estado de conciencia verdadero tenemos que quedarnos mudos y paralizados. En la quietud y el movimiento, en el silencio y la palabra se expresa igualmente lo real.

Desde el contacto directo con la realidad sentimos quienes somos, encontramos nuestro sentido vital.

De ahí brota la sana alegría.

Sí, con la practica meditativa entramos en universos de gozo y plenitud. Están al alcance de todos nosotros, sin excepción. Sólo debemos tener paciencia y determinación.

Feliz día.

Gendo